martes, 31 de julio de 2007

"El amor es ciego"

Caminaba con mis manos en los bolsillos, mientras la observaba. Parecía seguir el mismo rumbo que yo, pero ni siquiera podía caminar de la forma en que yo lo hacía, ya que mantenía sus manos ocupadas todo el tiempo, para tantear su camino. Éramos muy diferentes.

Ella no tenía una vida normal, no podía caminar y conversar al mismo tiempo, no podía darse el lujo de ir escuchando música en su viaje, tampoco reírse junto a amigos de su categoría. Era especial, porque tenía que ir concentrada durante todo su trayecto. Ponía atención a cada una de las cosas, utilizando sus cuatro sentidos con la máxima capacidad.

Me fijé en cada una de sus actitudes, intentaba analizar su forma de vida, pero me era difícil. Éramos muy diferentes.

Observe como lo hacía para viajar, era increíble la forma en que llevaba cuenta de todo, “realmente no tengo esa capacidad”, pensé al observarla.

Se bajó en la misma estación que yo, caminó hacia el alimentador y se subió sin vacilar, quedé impresionado de su seguridad, además de que confirmé que nuestros caminos eran similares. Me bajé en el “16”, al voltearme, noté que ella también lo había hecho. “Estoy matando”, pensé, “me debe haber visto y me sigue por algo”, pero era realmente imposible, jamás podría haberme visto. Éramos muy diferentes.

lunes, 23 de julio de 2007

La tesis de la pérdida de tiempo

“Me quedan siete horas y quince minutos para dormir”, le dije a ella, pensando en que eran pocas horas de sueño. Había jugado fútbol y dormido poco la noche anterior, por lo que, como todos los Domingo, tipo once de la noche, planificaba mi semana con la idea clara de que debía comenzar durmiendo las ocho horas que la naturaleza impone como mínimas.

La verdad es que durante toda mi juventud, jamás había logrado ser una persona organizada en cuanto a sueño respecta, por lo que durante todos esos años discutí con mi progenitora, por que argumentaba que yo no dormía lo suficiente.

Me considero un inconsecuente de marca mayor, de esos que hablan y hablan pero jamás logran hacer realidad lo que predican: siempre dije que el dormir era una pérdida de tiempo, habiendo tantas cosas que hacer, ¿Para qué invertir ocho horas en tenderse sobre una cama sin hacer algo productivo? Por último menearas tu pelvis al ritmo de las perillas, al son de los resortes y la falta de lubricación de un viejo catre, pero la verdad es que dormir no contempla dicho acto, tan codiciado en la actualidad. Como relataba, siempre prediqué la teoría de la “pérdida de tiempo”, como le llamé algunas veces, pero la verdad es que, siendo bien tarde en la noche, sigo opinando lo mismo, a pesar de que tengo asumido el hecho de que al despertar, la inconsecuencia se apoderará de mi persona, me arrepentiré de mis palabras y el tiempo valdrá oro. “Unas pestañaditas más no me vendrían mal”, pensaré.

Como siempre, terminé durmiendo un poco menos de cinco horas.

miércoles, 11 de julio de 2007

Aprovechando espacios

Es cosa de fijarse, muchos disfrutan de su tiempo libre, del ocio, para escribir en uno de estos sitios, tan de moda en la actualidad.

Resulta que me gusta escribir. Resulta que suelo ocupar de mi tiempo libre, del ocio, para realizar esta actividad. Resulta que, al parecer, soy uno más de los que continúan con la moda de la escritura en Internet, de subir fotitos con los amigos, entre otras tantas actividades tan manoseadas, desgastadas, de la juventud actual.

A pesar de que la red, es un espacio de difusión apoderado por las transnacionales, aún es libre. De libertad económica, tal vez, pero los dueños del mundo nunca pensaron en el arma de doble filo que puede llegar a ser el ciberespacio. Arma que debe ser aprovechada mientras la desregulación nos permita difundir un mensaje alternativo en la herramienta de “libertad” que Internet provee.

No me interesa lo que opine la gente sobre mis ideas y actos. No me interesa si dicen que soy reiterativo y monotemático. Seguiré siendo de la creencia de que se debe aprovechar cualquier espacio y medio para concientizar, para difundir un discurso diferente, de subversión, como podrían llamarle algunos.

La subversión no sólo son las piedras, palos y hondas, la subversión es también intelectual. No pienso en vivir para ver la revolución, si pudiera llegar a presenciarla, a ser parte de ella, sentiría que se ha cumplido el más grande y hermoso de los sueños, mientras eso no suceda, estaré tranquilo de que mis brazos no se han quedado cruzados observando como los demás arreglan el mundo. Todo parte por la toma de conciencia y la transformación de los espacios.

“Llevamos un mundo nuevo, aquí, en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este minuto”